Hace un tiempo descubrí que padezco un #trastorno llamado MISOFONIA o Misofonía.
Gran parte de mi niñez, y sobretodo, mi adolescencia, se vio gradualmente perjudicada por culpa de este problema.
Incluso hubo momentos en que quise hacer daño a alguien.
Se cree que la Misofonia es un #trastorno #neurológico (otros creen que psiquiátrico), en el que las personas que lo padecen tienen una tolerancia muy baja a ciertos #sonidos repetitivos: masticar comida, comer chicle, sonidos de la respiración como los ronquidos, etc.
Las primeras molestias surgen al final de la niñez y en la pre-adolescencia. Cada persona tiene un #sonido que actúa como desencadenante.
El mío fueron los ronquidos de mis padres, en concreto el de mi madre, que era mucho más repetitivo y más bajo.
Una de las cosas curiosas de este trastorno, es que los sonidos que nos molestan a los que padecemos de misofonia, tienen un volumen muy bajo. La mayoría de las personas ni siquiera los oye. Según los estudios que se ha hecho del tema, los sonidos "tienen una intensidad relativamente baja del orden de 40 a 50 decibelios, es decir, por debajo de una conversación normal".
Así que, si intentáis hablar bajito en mi presencia para que no me entere algo, lo más posible es que sí sea capaz de escucharlo.
A mi madre la vuelve loca 😂, porque no puede criticarme sin que yo me entere. Y en general, estoy al tanto de todos los secretos de la casa.
Por supuesto, no todo es divertido. Cuando aún no sabía qué me ocurría, la hora de la siesta era una verdadera pesadilla.
Desde pequeña, mis padres y yo solemos dormir un rato la siesta los fines de semana en el salón tras la comida. Mi madre siempre es la primera en caer y siempre cuando yo estaba a punto, cerrando los ojos, dejándome llevar... ¡JJRRRRR...!
Y aquí viene la peor parte de este trastorno: la ira descomunal e incontrolable que te provoca.
No sabía porqué, pero de repente, mi madre era mi enemiga. Su ronquido era insufrible. Absolutamente inaguantable.
Entraba por mis oídos y me llegaba al cerebro, como cuando alguien come helado muy deprisa y después le duele la cabeza. Me pitaban los oídos, me daban taquicardias e incluso me levantaba chillando y gritando que se callara.
Mi madre no lo recuerda. Y casi lo prefiero, porque me convertía en un auténtico demonio. Nunca llegué a golpear a nadie, pero sé de gente que lo ha hecho en un ataque de rabia.
Además de la rabia sin sentido, lo segundo peor es la incomprensión.
Cuando le hablas a la gente de Misofonia, la mayoría te miran como si te hubiera salido una segunda cabeza o de forma escéptica, y creen que te lo inventas.
https://www.saludterapia.com/images/saludterapia/ general/5285/tabla-activacion-misofonia.png |
Y vi que no estaba sola, había mucha más gente cómo yo, que padecía de lo mismo. Entre el 10% y 17% de la población mundial tienen este trastorno.
Cada vez hay más estudios, más médicos y científicos se interesan por el tema. Y aunque aún no hay ninguna solución o cura, al menos están habiendo progresos, y sobretodo, han demostrado que NO mentimos. Que NO nos lo estamos inventando.
Y eso, creo yo, es un adelanto muy importante.
No es fácil vivir con Misofonia, hay muchos sonidos que me molestan, aunque por fortuna y tras años de experiencia he llegado a controlar mis reacciones.
Cada Misofónico tiene sus trucos: yo por ejemplo llevo tapones allá donde voy. Otra gente se pone auriculares con música, otros tienen audífonos de ruido blanco. Y otros evitan ir a los lugares o relacionarse con gente que emite ciertos sonidos.
Sin embargo, y a pesar de lo mal que lo he pasado con la Misofonia, ahora la considero mi súper-poder particular: si suena algo y no se sabe de dónde viene, lo encuentro; si hablas bajito, lo escucho; si te acercas por detrás, es poco probable que me sorprendas.
La Misofonia puede ser una barrera impenetrable o una piedra en el camino. La forma en la que te enfrentes a ella la decide cada uno.
Yo decidí que mi súper-audición me hacía más fuerte, y soy más feliz desde entonces.
Si conoces a alguien que tiene este trastorno: sé comprensivo.
Y si tú eres que el que tienes Misofonia: quiero que sepas que no estás sólo, y que se puede vivir con ello casi perfectamente. Sólo se necesita un poco de esfuerzo y mucha paciencia.
¡Un abrazo a todos!
Gracias por compartir tu experiencia, mi hijo padece misofonia, es duro pero seguís a delante, los misofonicos son muy valientes e inteligentes.
ResponderEliminarGracias por compartir tu experiencia, mi hijo padece misofonia, es duro pero seguimos a delante, los misofonicos son muy valientes e inteligentes.
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